En Valladolid

Esta semana, el roadshow ha finalizado. Tras un mes de un lado para otro, por fin hemos terminado, con la traca final en Valladolid. Aunque también se puede ir en AVE, como está cerca (poco más de dos horas) fuimos en coche tranquilamente. La verdad es que se nota el rodaje de los otros eventos, pues en este ya estaba muchísimo más cómodo.

Por otro lado, como ya nos hemos todos dado cuenta, empieza a hacer más frío, y el día del roadshow la verdad es que estuvo lloviendo y con niebla:

Volviendo de Valladolid

Volviendo de Valladolid

El viernes, vino un nuevo compañero de Alemania, tocándome ir a recogerlo en el aeropuerto. Como era la primera vez que nos veíamos, lo mejor era llevar un logo de la empresa y ponerme en la salida. Siempre había visto personas con los nombres impresos en papeles esperando por la persona a recoger y, quién me lo iba a decir, esta vez me ha tocado a mi. Con el día tan malo que hizo el jueves, el compañero alemán casi no se lo creía, pues hizo un día mucho más soleado y agradable.

Para el sábado, teníamos previsto ir a comprar, pues había recibido unas promos de Cortefiel interesantes, pero de costumbre, cuando vas ya no quedan… en cualquier caso, tuve entretenimiento con un cambio de ventiladores del servidor. A lo largo de la semana, habíamos visto que de vez en cuando hacía algo de ruido, típico del cabeceo, así que fuimos a Alternate y compramos repuestos… el downtime no fue de más de 5 horas.

En cualquier caso, este finde, con el tiempo que ha hecho, apetecía estar en casa con la mantita en el sofá, así que, salvo por la compra del sábado, así ha sido.

Por cierto, hemos estado ya preparando la compra de navidad… a golpe de Deal Extreme y está casi toda, pero tengo la cabeza como un bombo buscando las cosas. Por cierto, ¿conocéis  Setas Meli?, me parece una idea genial.

Un par de semanas ajetreadas

La semana del 27 tocó ir a Barcelona. Allí estuve un par de días, de un lado para otro tanto a pie como en coche. Pude planificar más o menos bien las reuniones, de tal modo que el primer día tiré de coche y al día siguiente estuve por la ciudad, dando un “paseito” entre reunión y reunión.

El coche fue un PepeCar, que salío tirado de dinero (menos de la mitad que sus competidores), y eso que lo alquilé con sólo un par de días de antelación. El problema es que era el más pequeño, un Ford Ka de gasolina… Hacía años que no cogía un gasolina (desde la autoescuela, siempre diesel), así que un poco temeroso con calarlo. Lo pasé un poco mal en una rampa muy empinada, donde me tocó tirar de freno de mano pero el coche lo subí sin problemas como cualquier otro (tenía más preocupación que otra cosa).

Lo bueno de esa semana es que el día 1 fue festivo, haciéndola cortita y más llevadera… Aún así, el día 30 lo había cogido de vacaciones que tuve que cancelar.

En la siguiente semana, el lunes tuve que ir a Évora, una ciudad en Portugal, a mitad de camino entre Badajoz y Lisboa. Aproveché a ir el domingo y estuve en Montijo (cerca de Badajoz) pues es cierto que hace mucho que no voy por allí y ya tocaba.  En cualquier caso, fue visita relámpago, así que imagino que no cuenta mucho. A la vuelta de Évora, pasé por Badajoz a comer con cliente y vuelta a Madrid. En sólo dos días había recorrido 1100Km.

El miércoles, tocó Valladolid, donde pude ver el edificio que allí tiene mi anterior empresa (igual pero más pequeño) y otra vez vuelta a casa. Espero que nadie de la zona me lea, pero… ¡cómo tardan en arrancar en los semáforos!. Pasé por la Renault (no sé qué modelos fabrican) y quizás pude ver más esta marca de coches por la zona que cualquier otra, aunque quizás era una sensación subjetiva.

El jueves, a Burgos y de allí a San Sebastián (y no de los Reyes…). Tocó hacer noche allí y al día siguiente, el viernes, tras una reunión, tocó volver a casa, pasando por Vitoria para algunas más. El hotel estaba ubicado en la Plaza Zaragoza, justo una calle detrás de la Playa de la Concha, así que, hice un pequeño descanso por la tarde para darme una vuelta por la zona, ya que no había estado allí antes. A la cena, como no soy amigo de lo nuevo sin conocer (culinariamente hablando), estuve en un argentino cercano. Como curiosidad, en el restaurante, había un gallego prejubilado que venía casi desde París en bici… se ve que durante el viaje no ha hablado con mucha gente y no había forma de cortarle.

Así pues, en total, en esa semana han sido algo así como 2600 kilómetros… la revisión del coche, que parecía lejana, ya no lo es tanto, por lo que me tocará pedir cita casi de urgencia. Voy a pedir votos para protagonizar el próximo spot de “¿Te gusta conducir?”, aunque en mi caso sería: “¿quieres caldo?, ¡pues toma dos tazazs!”.